...Grande es su amor y grande es su poder,
grande, grande es su fidelidad...
Nuestra generación despertó en épocas sombrías, ante una maldad creciente y una sociedad inútil y antagónica; futuras generaciones son tempranamente condenadas al fracaso ante roles familiares superfluos e insípidos que lejos de edificar, más bien entorpecen y confunden.
Vivimos los días en que impera la violencia, el temor y la desesperanza; sin percatarnos que nos volvimos esclavos de nuestra propia vida, trabajo, proyectos y de nuestro hogar desprotegido. Indecisos y sin rumbo, diariamente nos ahogamos en asuntos terrenales, y negamos el protagonismo a Jesucristo como guía y creador, como juez y redentor.
Solo él te brindará paz y sanación. Solo él traerá orden a tu vida. Solo él es grande y omnipotente. Solo él.
No luches más contra tí mismo, déjale llevar las riendas de tu vida.
Dios los bendiga.
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