Esta semana acudió a consulta una hermosa jovencita de 15 años, ¿razón de su visita? : control de embarazo; motivo cada vez más común entre adolescentes con vida sexual prematura, y en ocasiones, es una situación conocida y permitida por tutores y/o padres.
Suponiendo se tratase de un embarazo "accidental", súbitamente me ahogo en mi segunda sorpresa: Ha sido un embarazo planificado con su pareja de 22 años con quien convive en unión libre desde hace 1 año bajo consentimiento de sus padres, y como estocada final: es su tercer embarazo (su hijo de 1 año, y haber sufrido un aborto espontáneo hace 2 años), esta bella damisela comenzó su vida sexual a los 11 años junto a su menarquia , y ya ha experimentado la etapa de un embarazo en 3 ocasiones.
Mi propósito mediante esta publicación, lejos de cuestionar o juzgar su comportamiento, el resultado de sus acciones prematuras, el margen educacional pobre y efímero, o siquiera criticar el nulo rol familiar en la preparación de una niña y su transición a la adolescencia.
Solo pretendo mostrar nuestra realidad innegable, cruda y fría; donde dos etapas que deben caracterizarse por juegos, búsqueda de identidad personal, interacción social con propios y la recepción de valores, moral, y principios inculcados por aquella institución sagrada, que algunos aún llaman "familia".
¿A quien culpar?
¿A quien castigar?
¿Es acaso la denuncia, la respuesta acertada e incuestionable? mostrar las violaciones múltiples a los derechos de una niña, actos de estupro ,para luego sucumbir inevitablemente al fracaso ante instituciones gubernamentales incapaces y desinteresadas en su cometido.
¿Qué hacer como médico, como hijo o como hermano?
Lamentablemente esta es nuestra sociedad.
Solo resta cumplir nuestra parte.
Dios los bendiga.
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