Es difícil para algunos entender la frase anterior, ya que la mayor parte de nuestro tiempo, pensamos solamente en nuestros intereses, que olvidamos ver hacia abajo la mano extendida.
Estos meses han estado repletos de maravillosas experiencias, he compartido con personas sensibles y devotas, que dedican su vida a servir a Dios y hacer valer su obra, sirviendo a quien lo necesite;
para muchos es complejo entender que alguien dedique su vida, su trabajo y esfuerzo entero a servir, cuando muchas veces no existe remuneración monetaria, agasajos o premios ostentosos.
Servir: una palabra tan corta, pero de una enorme grandeza.
Gracias a Dios estoy trabajando por una causa verdadera, sirviendo al enfermo, al necesitado. Junto a este grupo que cada día me enseña más, para ser una mejor persona, un mejor hijo, un mejor servidor.
Aún queda mucho por hacer, pero la satisfacción es inconmensurable.
Dios toque el corazón a quien pueda hacer más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario