Nuestra sociedad sucumbe ante la rápida urbanización y globalización de estilos de vida insalubres que han cambiado drásticamente nuestra manera de percibir la enfermedad; ahora las enfermedades crónicas no transmisibles superan a las enfermedades infecto-contagiosas como principales causas de morbilidad, discapacidad y mortalidad en todos los rincones del mundo, lo que provoca serias implicaciones, ya que modelos élite de atención sanitaria ahora se considerados obsoletos y deficientes.
Las principales causas de las enfermedades crónicas no transmisibles residen en sectores no sanitarios; comparemos las prácticas comerciales de industrias del tabaco, alcohol, bebidas/alimentos y sus presupuestos de marketing y publicidad VRS los ridículos presupuestos en temas de salud y los resultados efímeros de países en vías de desarrollo en combatir epidemias como la Obesidad, Diabetes Mellitus, Cáncer, Hipertensión Arterial, etc. Vivimos en un mundo extremadamente desigual, la diferencia en la esperanza de vida entre los países más ricos y los más pobres ya supera los 40 años, según cifras del OCDE.
Desde comienzos de este siglo la OMS ha hecho algunas contribuciones dirigidas a la población en materia de prevención, mediante la adopción de guías internacionales y estrategias globales para reducir el uso nocivo de tabaco, alcohol, mejorar la dieta-nutrición y la actividad física. La prevención es justamente la clave de esta propuesta mundial; pero a nivel personal, familiar y comunitario es el médico de familia la piedra angular para llevar a cabo esta difícil tarea.
El médico de familia atiende sin ninguna distinción al individuo en un contexto familiar y a la familia en un contexto comunitario, este profesional de la salud debe ser competente clínicamente para proporcionar la mayor parte de la atención requerida por el individuo, su familia y la comunidad. En definitiva, el médico de familia se responsabiliza personalmente de prestar una atención integral y continuada a sus pacientes y al medio que lo rodea.
Ante la creciente problemática de salud mundial resalta la necesidad de un enfoque más centrado en la atención primaria, en desarrollar y ejecutar acciones de prevención y promoción de salud que generen resultados palpables y sean accesibles para toda la población, enfatizando la familia como núcleo central de la sociedad y abordando a cada uno de sus miembros con integridad, empatía y calor humano.
Juntos, un mundo mejor es posible!
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