Nuestros logros, no son nuestros: Son en realidad el resultado silencioso y triunfal de todo aquel esfuerzo en tu comunidad, de tu familia, amigos, fantasías y de todo aquello que te hizo soñar, te permitió continuar y no desfallecer. Obviamos los años en que fuimos estudiantes, donde amamos la sabiduría del mentor, olvidamos esa época en que todo era posible, y nuestros sueños vivían perpetuos en el horizonte imaginario. Cegamos las noches de desvelo en que nuestros padres imploraban y sacrificaron todo, sin reprochártelo nunca.
Alejamos la mirada de aquella tierra humilde, donde la sonrisa era sincera y la amistad entre infantes era un vínculo vitalicio; nuestra alma sucumbió indefensa ante aspiraciones vacías y egoístas; ¿Acaso aún recuerdas tus sueños de niño? donde enérgicos nos gritábamos y discutíamos ¿Quien sería bombero, policía o ladrón, indio o vaquero? en una batalla que duraba solamente unas horas.
¿Acaso ahora eres feliz?. ¿Acaso despiertas sonriendo cada día?
O, al igual que muchos temes, sufres, lamentas y no notas que eres esclavo de tí mismo, de tus logros, de tu "felicidad" por la que tanto luchaste.
Sé feliz. Deja que la llama fluya en tí.
Dios los bendiga.