..."[Envolví a mi bebé en una manta y la abandoné en la calle...viviré toda una vida recordando ese momento cuando volvía a casa con la mochila vacía]"...
Se estima que cada año 46 millones de mujeres en el mundo entero se inducen un aborto, alrededor de un 78% de estas proviene de países en vías de desarrollo. Y sin ánimos de buscar controversia solamente señalaré el paradigma dicotómico y cultural implícito en el aborto entre la "acción egoísta de una futura madre, ilusa y desprotegida vrs la valiente elección de un ser humano dueño de su cuerpo y mente". No importarán la postura ni los voraces señalamientos, nos convertiremos en jueces inertes y verdugos presenciales, mientras agoniza lentamente el fruto de la vida en cada uno de sus vientres.
Honduras es de los pocos países en toda América Latina -también Nicaragua, El Salvador, República Dominicana y Chile- que penaliza el aborto en todas sus formas, contradictoriamente continúa siendo la segunda causa de egreso hospitalario después del parto. Una realidad que es sistemáticamente eludida por un sistema sanitario precario e incapaz de afrontar el tópico como asunto de salud pública, de justicia social o de derechos humanos.
Según el Centro de Derechos de Mujeres se estiman anualmente 50 mil a 80 mil abortos, con un rango de 23.8-28.6 por cada 1000 mujeres en edad reproductiva, 5% de muertes maternas están asociados a abortos inseguros (2 de cada 3 mujeres se practican un aborto sin ayuda alguna y sola 1 de cada 6 llega al hospital).
Cada año más países garantizan los derechos sexuales y reproductivos de la mujer, así como el acceso al aborto legal, en aras de frenar el quebrantamiento a los derechos de la mujer [libertad, igualdad, no discriminación, y autonomía] cuando esta se ve orillada a practicarse un aborto clandestino. Tomado de reseña del Observatorio de Derechos Humanos de las Mujeres- Septiembre 2015
Dios los bendiga.
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